Publicado en El Observador el 14 de diciembre de 2013
El pasado sábado 7 disertó en
Montevideo el profesor Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001, quien afirmó “para
mí, el problema en Estados Unidos y Europa es la falta de demanda”. Realizó
esta afirmación luego de comentar los escasos resultados de las políticas
monetarias de los bancos centrales, concretamente, de la distribución casi
gratuita de dólares por la Reserva Federal americana, desde septiembre 2012 a un ritmo de 40.000 mil millones de dólares mensuales
y, desde diciembre,
al escalofriante
ritmo de 85.000.
Actualmente
la base monetaria en Estados Unidos equivale al 25% de su PBI, lo que significa
aproximadamente un 5% de la producción mundial total de bienes y servicios.
Otro modo de evaluar la significación del aumento es comprobar que la base
monetaria americana creció un 40% en el último año. Por ahora las consecuencias
han sido el retorno de las burbujas en los mercados inmobiliarios y
accionarios, donde lucen robustos los balances de empresas financieras que pasaron
graves momentos pocos años atrás.
El
profesor Stiglitz comentó que la economía privada americana no crea empleos
suficientes, y considera que los reclamos de retorno a los equilibrios fiscales
y de cuenta corriente contribuyen a la debilidad de la demanda agregada. Más
aun, entiende que los empleos que
tienden a generarse en esta etapa tecnológica de la economía americana surgirán
en los servicios, de los cuales algunos importantes como educación y salud
están en buena medida vinculados al Estado. La austeridad fiscal conspira
contra la demanda agregada, la demanda “efectiva” y el consiguiente empleo. Su propuesta implícita
es que el Estado gaste más para reactivar la economía.
Me
gustaría analizar dos aspectos del planteo del Profesor Stiglitz. Por un lado,
desentrañar qué es educación “efectiva” y las dificultades para que el aumento
de los gastos estatales en servicios educativos pueda ser agregado a la demanda
total. Por otro, sugerir algunas razones de la baja inversión privada en
momentos en que las innovaciones tecnológicas abundan. Sugiero que la política fiscal,
monetaria y bancaria de Estados Unidos y Europa ha enlentecido la inversión.
Comencemos
por analizar la educación, una clave del progreso humano, social y económico.
Una
educación “efectiva” exige un entrelazamiento entre educador y educando que lleva
tiempo y esfuerzo. Es muy diferente demandar y degustar un helado que tomar un curso de informática.
Más en general, la educación es un compromiso prolongado en el tiempo, también
para la familia de la que proviene el joven o de la familia que formó el adulto
–pensemos en el esfuerzo para obtener un MBA profesional. Dicho de un modo más
abstracto, la relación entre la oferta y la demanda es distinta en el caso de
un alimento al del proceso educativo.
Este
entramado de esfuerzos entre el ofertante y demandante de educación, la importancia
del entorno y la familia, y el origen y uso eficiente de los dineros, ha
comenzado a verse claro en nuestro país en algunas experiencias - iniciadas por el Liceo Jubilar-, y de las
que la reciente legislación uruguaya ha tomado buena nota.
Aceptados
estos comentarios, es que deben ser relativizados las sugerencias del Profesor
Stiglitz de ver en el gasto estatal en educación una forma de expandir la
demanda agregada. Generar educación
“efectiva” sobre la base de dedicar recursos fiscales a construir edificios,
equipar laboratorios y bibliotecas, pagando nuevos sueldos a profesores no
aumenta la demanda agregada de educación ni su
oferta efectiva, sino que puede ser algo similar a una política de
distribución gratuita de dólares como forma de impulsar la economía.
Esta
experiencia no es sólo la de Uruguay o México, sino también la de Estados
Unidos. No es casual que en Inglaterra, por legislación vigente desde 2010, la
gestión de las escuelas públicas –primarias y secundarias-, con edificios del
Estado y con fondos del Estado, esté siendo transferida a grupos de padres,
grupos de profesores y ONGs.
A
superiores grados de educación son válidos los mismos comentarios, ya que a
esos niveles la investigación es un elemento clave. Y la investigación
“efectiva”, con valor económico, es la que lleva a cabo el entrelazado de
instituciones académicas, empresas y fondos públicos.
En
forma sintética, la interacción de los elementos de oferta y demanda en muchos
sectores, hace poco relevante o económicamente significativa la mera adición de
los gastos estatales. La noción de
demanda agregada tiene valor estadístico y reúne o suma elementos heterogéneos,
de modo que tiene escaso poder explicativo o predictivo de la actividad
económica.
¿Por
qué las inversiones son bajas en Estados Unidos y en Europa según afirma el
profesor Stiglitz? Esta es la pregunta
más desafiante. ¿Por qué los empresarios no se deciden?
Por
una parte, es claro que están pasando cosas: el tráfico de buques desde China
hacia USA y Europa a través del Ártico está creciendo en los últimos 5 años ahorrando 6.000 kilómetros de
fletes. La economía mundial ha cambiado mucho en las últimas dos décadas, en
parte por el impacto del crecimiento chino, hecho casi no mencionado el pasado
día 7. Los avances tecnológicos y
científicos reportados son abundantes. No es que falten horizontes de avance en
nuevos materiales y en biotecnología, para no mencionar una vez más los avances
en las telecomunicaciones y en los procesos informáticos. El crecimiento
siempre ha tenido lugar cuando los emprendedores llevan a cabo las
destrucciones creativas, en el lenguaje de Schumpeter. ¿Por qué no son más
abundantes en estos años en Estados Unidos y Europa?
Aventuro
que tantos años con abundancia de dinero, con intereses casi nulos, hace pensar
que los negocios financieros son los que valen la pena. Es un poco sorprendente
que las burbujas en la Bolsa de los últimos meses se hayan dado en buena medida
en las empresas financieras. Cuando la abundancia de dinero es una realidad,
decrece la sensación de escasez, tan cara a la economía. Jugar con los billetes
impresos y el enorme cúmulo de instrumentos financieros es más atractivo.
El
mensaje viene de lejos. Cuando la fuerte liberalización financiera de los 90’ desembocó
en la crisis del 2008, no resultó claro quienes debían cerrar sus puertas porque
habían quebrado. Fue un mal mensaje para los empresarios, tanto los que se
dedican a los negocios financieros o como quienes arriesgan en otras áreas.
Hubo demasiados salvatajes (bail out),
donde gobiernos y bancos centrales prestaron
dinero en condiciones distendidas y pocos acusaron su quiebra. Todos los
tenedores de pasivos bancarios conservaron casi intactos sus derechos.
También
es posible que los “animal spirits” keynesianos estén desorientados porque
muchas malas praxis en el mundo financiero han sido identificadas como errores
técnicos, regulaciones inapropiadas o deficiencias sistémicas.
Incluso
podría aventurarse que el buen comportamiento de la economía americana en el
3er. trimestre 2013 comparado con el 3er. trimestre del 2012 se haya debido al
anuncio que hiciera Ben Bernanke el 19 de junio de este año de que en
septiembre se detendría el enorme flujo de 85.000 millones de dólares mensuales.
Era una señal de inicio del retorno a la normalidad y la escasez en la economía.
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