jueves, 14 de noviembre de 2013

Razones para el optimismo en la agroindustria

Publicado en El Telégrafo el 9 de septiembre de 2013


Contrariando los pronósticos habitualmente pesimistas de Paul Krugman-  premio Nobel de Economía 2008 que anuncia la decadencia del exitoso modelo chino de crecimiento económico-, The Economist afirma en su edición del pasado 17 de agosto, que un 7,5% de crecimiento económico anual en China es una tasa sostenible.
Sostiene que, si bien es poco probable que se repitan las décadas con  tasas de progreso de dos dígitos, la prestigiosa y centenaria publicación considera que un ritmo de 7,5% es auto-sostenible. Los datos de crecimiento industrial chino del mes de julio (9,7%) parecen avalar esta opinión.

Significación para la economía internacional

            Desde los años  2007-2008, hace pues bastante tiempo, se ha temido que el aquietamiento y crisis de la economía americana y de la europea arrastraran  a China y hubiera un colapso económico que no ha ocurrido. En estos pasados años la gran interrogante ha sido si China podría seguir siendo el motor de la economía mundial, cuando quien había sido la gran locomotora –Estados Unidos- estaba en dificultades.
            La respuesta era clave para toda América del Sur y concretamente para nuestro país. Afortunadamente por primera vez en la historia las recesiones americanas no nos han sumido en crisis y desbalances. Quienes afirmaban que el desacople chino –seguir creciendo aunque el primer mundo estuviera detenido- era imposible, miraban sin duda la historia, pero también no se resignaban a este primer deterioro del rol central de la economía norteamericana.
            Por otra parte, en los últimos  trimestres, los Estados Unidos dan signos de reanimación y el presidente de la Reserva Federal ha hecho comentarios que han entusiasmado al mercado. Una prueba es que el dólar se ha fortalecido en el mundo entero. Simultáneamente, algunos indicadores de la economía europea han aplacado la tenebrosa tendencia al pánico financiero en la zona euro, con altos endeudamientos, escasísimo crecimiento y dudosos balances bancarios.
            Podemos concluir que las señales que nos llegan de la economía mundial son relativamente tranquilizadoras para el sector real de la economía de nuestro país. Si bien algunos capitales financieros se alejan de los mercados emergentes, atraídos por mejores rendimientos financieros en los países de primera línea las consecuencias no serán graves, ya que es conveniente que el dólar aumente su valor en las monedas de los demás países, en nuestro caso en pesos, y hay que reconocer que la tasa internacional de interés en dólares ha estado  históricamente muy baja. En cuanto a los precios de las commodities, no hay pronósticos firmes de que las bajas serán significativas. Por estas fechas incluso, el precio de la soja se ha recuperado aunque se explique el hecho por la sequía americana.
            Para completar las razones para el optimismo en un mediano plazo en nuestros sectores exportadores, tenemos que analizar qué está pasando y qué puede pasar en los precios de venta y en los costos dentro de nuestro país. Un tema es el valor del dólar y el otro son los costos internos, esto es, los salarios públicos y privados.

El valor del dólar en pesos

            Una primera etapa del aumento de valor del dólar en nuestro país fue el abandono por parte de las autoridades económicas uruguayas de una política en la que el Banco Central captaba pesos a tasas astronómicas, impulsando así al ingreso y venta de dólares, con la consiguiente presión que hizo que el dólar llegara a valer menos de 19 pesos.
            Más profundo es el efecto derivado del anuncio de Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal. Afirmó que se  estudiaban ya las fechas en que comenzaría a decrecer el acelerado funcionamiento de la “la máquina de emisión de dólares”. Llevamos más de 1 trienio en que cada año se vuelcan a las calles americanas billetes de dólares por un monto equivalente al menos a 7% de todo el PBI norteamericano. Las obvias previsiones han sido que poco a poco los dólares serían sólo papeles. Al anunciarse que eso podría enlentecerse, como obviamente la economía americana sigue siendo la número uno desde todos los puntos de vista, ha surgido una esperanza respecto al dólar. Muchos países, empresas y personas han vuelto sus ojos al dólar. Concretamente, subió en Brasil y subió en nuestra economía.

Los salarios, públicos y privados, en nuestro país
           
            Detrás de alto costo país está la ineficiencia de los servicios públicos, los cuales son mucho más caros que lo que realmente aportan a quienes los consumen o utilizan como insumos. Subyace una tendencia, ya centenaria de la economía uruguaya, de que los salarios en el sector público son mayores que los del sector privado. Una de las razones es que las poderosas empresas públicas actúan en mercados monopólicos o cuasi monopólicos. Parte de los sobreprecios que abona el consumidor uruguayo va a parar como salarios de los funcionarios de esas empresas.
            Como factores más coyunturales, mirando ahora los salarios públicos y privados, sus altos niveles pueden atribuirse a la significación y relevancia de las corporaciones y sindicatos en los últimos años. Su  fuerte peso ha obedecido a tres factores. Por una parte, la condescendencia del poder ejecutivo, cualesquiera sean las razones de esas decisiones. Y esto se ha dado tanto en los consejos de salarios como en los reclamos de los funcionarios públicos. El segundo factor ha sido el abuso de poder de algunos sindicatos, en perjuicio de los más débiles como ha ocurrido con la educación y la salud, lo que ha contribuido a un clima de anarquía general. Y el tercero es el poderoso ritmo de la industria de la construcción, del que Montes del Plata ha sido emblemático, lo que ha favorecido que los sindicatos del sector hayan tenido un gran poder de negociación.
            Por las fechas que corren comienzan a surgir razones para prever que esos factores coyunturales decaigan. Hay razones institucionales, como los plazos para la presentación de la Rendición de Cuentas y el período electoral, que permiten suponer menos espacio para el caos en el ámbito público en el año y medio por venir. Las alianzas implícitas entre sindicatos y el partido de gobierno permiten prever cierto sosiego.
            Por otra parte, algunas incipientes decisiones del Poder Ejecutivo y sobre todo las perspectivas del comportamiento del que sería el futuro Gobierno, según las actuales encuestas, permiten avizorar que las decisiones del Poder Ejecutivo serán tomadas con mayor consideración del interés general de la economía y menos espacio para mezquindades y abusos de sectores.
            En cuanto a los salarios privados, el fin de las obras de Montes del Plata, las postergaciones previsibles del proyecto de Aratirí, del puerto de aguas profundas y de la segunda planta de UPM, darían pié a un aquietamiento de la demanda de mano de obra en la construcción y sectores afines.

            Todo hace pensar que se comienzan a superar los malos momentos de una agroindustria en la que se asienta el crecimiento económico en volumen y en profundidad, a lo largo de toda la geografía del país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario