Contrariando los pronósticos
habitualmente pesimistas de Paul Krugman- premio Nobel de Economía 2008 que anuncia la
decadencia del exitoso modelo chino de crecimiento económico-, The Economist afirma
en su edición del pasado 17 de agosto, que un 7,5% de crecimiento económico
anual en China es una tasa sostenible.
Sostiene que, si bien es poco probable que se repitan las décadas con tasas de progreso de dos dígitos, la prestigiosa y centenaria publicación considera que un ritmo de 7,5% es auto-sostenible. Los datos de crecimiento industrial chino del mes de julio (9,7%) parecen avalar esta opinión.
Sostiene que, si bien es poco probable que se repitan las décadas con tasas de progreso de dos dígitos, la prestigiosa y centenaria publicación considera que un ritmo de 7,5% es auto-sostenible. Los datos de crecimiento industrial chino del mes de julio (9,7%) parecen avalar esta opinión.
Significación para la economía internacional
Desde
los años 2007-2008, hace pues bastante
tiempo, se ha temido que el aquietamiento y crisis de la economía americana y de
la europea arrastraran a China y hubiera
un colapso económico que no ha ocurrido. En estos pasados años la gran interrogante
ha sido si China podría seguir siendo el motor de la economía mundial, cuando
quien había sido la gran locomotora –Estados Unidos- estaba en dificultades.
La
respuesta era clave para toda América del Sur y concretamente para nuestro
país. Afortunadamente por primera vez en la historia las recesiones americanas
no nos han sumido en crisis y desbalances. Quienes afirmaban que el desacople
chino –seguir creciendo aunque el primer mundo estuviera detenido- era
imposible, miraban sin duda la historia, pero también no se resignaban a este
primer deterioro del rol central de la economía norteamericana.
Por
otra parte, en los últimos trimestres,
los Estados Unidos dan signos de reanimación y el presidente de la Reserva
Federal ha hecho comentarios que han entusiasmado al mercado. Una prueba es que
el dólar se ha fortalecido en el mundo entero. Simultáneamente, algunos
indicadores de la economía europea han aplacado la tenebrosa tendencia al
pánico financiero en la zona euro, con altos endeudamientos, escasísimo
crecimiento y dudosos balances bancarios.
Podemos
concluir que las señales que nos llegan de la economía mundial son relativamente
tranquilizadoras para el sector real de la economía de nuestro país. Si bien algunos
capitales financieros se alejan de los mercados emergentes, atraídos por mejores
rendimientos financieros en los países de primera línea las consecuencias no
serán graves, ya que es conveniente que el dólar aumente su valor en las
monedas de los demás países, en nuestro caso en pesos, y hay que reconocer que
la tasa internacional de interés en dólares ha estado históricamente muy baja. En cuanto a los
precios de las commodities, no hay pronósticos firmes de que las bajas serán
significativas. Por estas fechas incluso, el precio de la soja se ha recuperado
aunque se explique el hecho por la sequía americana.
Para
completar las razones para el optimismo en un mediano plazo en nuestros
sectores exportadores, tenemos que analizar qué está pasando y qué puede pasar
en los precios de venta y en los costos dentro de nuestro país. Un tema es el
valor del dólar y el otro son los costos internos, esto es, los salarios
públicos y privados.
El valor del dólar en pesos
Una
primera etapa del aumento de valor del dólar en nuestro país fue el abandono
por parte de las autoridades económicas uruguayas de una política en la que el
Banco Central captaba pesos a tasas astronómicas, impulsando así al ingreso y
venta de dólares, con la consiguiente presión que hizo que el dólar llegara a
valer menos de 19 pesos.
Más
profundo es el efecto derivado del anuncio de Ben Bernanke, presidente de la
Reserva Federal. Afirmó que se estudiaban
ya las fechas en que comenzaría a decrecer el acelerado funcionamiento de la “la
máquina de emisión de dólares”. Llevamos más de 1 trienio en que cada año se
vuelcan a las calles americanas billetes de dólares por un monto equivalente al
menos a 7% de todo el PBI norteamericano. Las obvias previsiones han sido que
poco a poco los dólares serían sólo papeles. Al anunciarse que eso podría
enlentecerse, como obviamente la economía americana sigue siendo la número uno
desde todos los puntos de vista, ha surgido una esperanza respecto al dólar. Muchos
países, empresas y personas han vuelto sus ojos al dólar. Concretamente, subió
en Brasil y subió en nuestra economía.
Los salarios, públicos y privados, en nuestro país
Detrás de alto costo país está la
ineficiencia de los servicios públicos, los cuales son mucho más caros que lo
que realmente aportan a quienes los consumen o utilizan como insumos. Subyace
una tendencia, ya centenaria de la economía uruguaya, de que los salarios en el
sector público son mayores que los del sector privado. Una de las razones es
que las poderosas empresas públicas actúan en mercados monopólicos o cuasi
monopólicos. Parte de los sobreprecios que abona el consumidor uruguayo va a
parar como salarios de los funcionarios de esas empresas.
Como
factores más coyunturales, mirando ahora los salarios públicos y privados, sus
altos niveles pueden atribuirse a la significación y relevancia de las
corporaciones y sindicatos en los últimos años. Su fuerte peso ha obedecido a tres factores. Por
una parte, la condescendencia del poder ejecutivo, cualesquiera sean las
razones de esas decisiones. Y esto se ha dado tanto en los consejos de salarios
como en los reclamos de los funcionarios públicos. El segundo factor ha sido el
abuso de poder de algunos sindicatos, en perjuicio de los más débiles como ha
ocurrido con la educación y la salud, lo que ha contribuido a un clima de
anarquía general. Y el tercero es el poderoso ritmo de la industria de la construcción,
del que Montes del Plata ha sido emblemático, lo que ha favorecido que los
sindicatos del sector hayan tenido un gran poder de negociación.
Por
las fechas que corren comienzan a surgir razones para prever que esos factores
coyunturales decaigan. Hay razones institucionales, como los plazos para la
presentación de la Rendición de Cuentas y el período electoral, que permiten
suponer menos espacio para el caos en el ámbito público en el año y medio por
venir. Las alianzas implícitas entre sindicatos y el partido de gobierno
permiten prever cierto sosiego.
Por
otra parte, algunas incipientes decisiones del Poder Ejecutivo y sobre todo las
perspectivas del comportamiento del que sería el futuro Gobierno, según las
actuales encuestas, permiten avizorar que las decisiones del Poder Ejecutivo serán
tomadas con mayor consideración del interés general de la economía y menos
espacio para mezquindades y abusos de sectores.
En
cuanto a los salarios privados, el fin de las obras de Montes del Plata, las
postergaciones previsibles del proyecto de Aratirí, del puerto de aguas
profundas y de la segunda planta de UPM, darían pié a un aquietamiento de la
demanda de mano de obra en la construcción y sectores afines.
Todo
hace pensar que se comienzan a superar los malos momentos de una agroindustria
en la que se asienta el crecimiento económico en volumen y en profundidad, a lo
largo de toda la geografía del país.
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